martes, 22 de junio de 2010

Desde la extranjeridad

Edmond Jabès
Un extranjero con, bajo el brazo, un libro de pequeño formato.

Libro de inagotables lecturas, palabra ardiente y punzante, múltiple y, sin embargo, siempre tan precisa, tan sustantiva y esencial. Valente decía que, al descubrir a Jabés, sucedió que le influyó no hacia su escritura por venir, sino hacia la formulación e interpretación de su escriura anterior y de su mismo ser como poeta. A mí me abrió la ausencia misma de la palabra. Me hizo enfrentarme a la más desoladora radicalidad expresiva.

Homenaje a Heinrich Böll y a Ernst Jandl

- ¿Tú eres el señor Schnier?
- Yo no soy el señor Schnier, gracias.
- Mire, ¿por casualidad no será el señor Schnier?
- No, se lo aseguro, caballero, no soy el señor Schnier.
- Ah, gracias, pero, considere que es usted el señor Schnier, considérelo sólo por un momento...
- No, gracias, no lo soy, pero...¿y si lo fuera?
- Ah, señor Schnier, ¡cuánto tiempo! ¡Sabía que era usted, indudablemente!

(Homenaje a Heinrich Böll y Ernst Jandl)

jueves, 10 de junio de 2010

Guad: símbolo, agua, deseo


Guad - Alfonso García RamosGuad - Alfonso García-RamosGuad - Alfonso García-Ramos

Guad, obra de Alfonso García-Ramos, es una novela centrada en las vicisitudes de un conjunto de personajes de distintos estratos sociales y orígenes, pero vinculados por un anhelo común: la emergencia de agua de una galería. La obra se plantea desde una perspectiva múltiple, alternando distintas voces narrativas en cada capítulo, de manera que se erige en un cuadro colectivo: amalgama de voces, de historias individuales signadas por el desgarro de la aridez. En este sentido, lo árido actúa en el ámbito semántico bajo la significación literal más inmediata (y todas las penalidades a que dicha circunstancia conduce) y, asimismo, operando a nivel simbólico: cada individuo parece sufrir esa sed indescriptible del ambiente de penuria general y vileza, lucha del hombre por su supervivencia diaria, desgarrado o hundido y, sin embargo, enfrentándose a cada herida. El retrato múltiple, la conjugación de las voces narrativas, centradas en el acontecer heterogéneo de una serie de sujetos vinculados con la galería y con el imaginario valle de Tenesora, coadyuva en la impresión de que ese devenir angustioso es propio de toda una sociedad enclaustrada en un tiempo sombrío. Uno de los logros mayores es, precisamente, esa alternancia de narradores: en primera, segunda o tercera persona e historiando el albur de diversos personajes, su pretérito pluscuamperfecto y su engarce con los trabajos de extracción de la galería en el presente de la novela. El lenguaje que exhibe la novela opera desde un registro coloquial que pretende hacer vívida la escucha de las voces; no obstante, en no pocas ocasiones acusa la obra, por contraposición a la relevancia y modernidad de su estructura, una cierta incardinación de los diálogos en un modelo excesivamente costumbrista (y no sólo en los diálogos, también en descripciones harto simplificadoras por evidenciar una carga crítica de un narrador externo, una decidida voluntad del autor por intervenir, siquiera tras el subterfugio de los adjetivos).